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Viernes, 26 de Abril de 2024

Sepultan a sacerdote en templo de Izúcar de Matamoros

El féretro recorrió las principales iglesias que comprende la parroquia de Santa María de la Asunción.
Martes, 28 de Octubre de 2014 20:28
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Lidchy Cano

Izúcar de Matamoros, Pue.- Izucarenses dieron el último adiós al sacerdote Lino Saldaña González, quien murió a sus 92 años en el asilo de ancianos La Divina Providencia.

Al filo de las 5 de la tarde del lunes se efectuó una misa de cuerpo presente en la parroquia de Santa María la Asunción, sitio en el cual fue velado y en el que dio servicio por 15 años.

Tras la misa de cuerpo presente, los asistentes cargaron el féretro y lo llevaron a hacer un recorrido por las principales iglesias que comprende la parroquia que tuvo a su cargo por varios años.

Justo a las 7:30 de la noche el féretro arribó nuevamente a la parroquia de Santa María la Asunción, donde permaneció unos minutos en el atrio.

Este último adiós fue muy emotivo, toda vez que se notaron las lágrimas de hombres,  mujeres y niños,  cuando pasaron al féretro a despedirse del padre Lino.

Alfredo Rodríguez Cárcamo, vicario episcopal de la zona sur, comentó que desde 22 de noviembre del 2006 el padre comenzó a recibir el nombre de sacerdote particular, lo que quiere decir que no tiene ninguna iglesia o parroquia a su cargo.

Reconoció que el padre Lino Saldaña fue un sacerdote que amo a la ciudad de Izúcar de Matamoros, y que mantuvo a todas las iglesias unidas, que son más de 50.

Indicó que el amor por los izucarenses fue muy grande ya que a su retiro, le ofrecieron irse al asilo de ancianos para sacerdotes, en la ciudad de Puebla, sin embargo, quiso quedarse con la gente.

Expresó que su cuerpo quedó sepultado al interior de la parroquia de Santa María la Asunción, justo al pie de la virgen, siendo el primer sacerdote que se queda en este lugar.

Finalmente, al término del sepelio sus parientes más próximos dieron las  gracias a los izucarenses  y mencionaron que ellos al igual que el padre son originarios de Tlaxcala, pero que se iban tranquilos pues sabían que había quedado en buenas manos.

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