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Martes, 23 de Abril de 2024

En zona de riesgo bachillerato de Ahuacatlán desde el 2007

“En Puebla me dijeron que cada vez que lloviera, suspendiera clases… pero acá llueve siempre”, señala director.
Jueves, 17 de Octubre de 2013 14:31

Huauchinango, Pue.- Estudiantes indígenas del bachillerato Octavio Paz de Ahuacatlán en Huauchinango toman sus clases en un edificio en pésimas condiciones. Desde el año 2007 reclaman la construcción de un muro que detenga el deslave del bordo donde está asentado y se tomen medidas para aminorar los riesgos.

En riesgo más de 130 casonas del centro histórico de AtlixcoEn riesgo más de 650 familias de Atlixco por temporada de lluviasA decir de su director, Sebastián Lechuga Silva, la escuela ha sido víctima de las dos administraciones municipales que han encabezado los hermanos Carlos (2005-2008) y Omar (2011-2014) Martínez Amador, debido a que el primero construyó un área que por su mala calidad se ha convertido en un “elefante blanco” y el segundo, dejó inconclusa la pavimentación del acceso al edificio, que tiene una longitud de  600 metros.

El directivo explicó además que desde el año 2007 reportaron a autoridades municipales, educativas y estatales la existencia de un deslave que puso en situación de riesgo al bachillerato y demandaron la construcción de un muro de contención, sin embargo hasta esta fecha no conocen siquiera el dictamen que debió ser elaborado por Protección Civil del estado.

Los Martínez

De acuerdo con el director, la obra “de pésima calidad” construida en la gestión Carlos Martínez Amador es un laboratorio de cómputo, la dirección y los baños “que desde que se inició y vimos lo que estaba haciendo, le reclamamos al constructor. Él nos dijo que no era su culpa, porque el presupuesto que le habían dado no era el idóneo”.

Entonces, detalló, metió tabicón en lugar del ladrillo que especificaba el expediente técnico, “usó cemento del más corriente y las puertas, como ven, según ellos fueron del tipo Capfce, pero la verdad no sé dónde las fueron a recoger. Lo mismo sucedió en los baños. Y ni qué decir de los equipos de cómputo, eran 17. Nos dijeron que iban a invertir 7 mil 500 pesos en cada uno, pero son ensambles”.

A tres meses de haberse concluido, dijo Lechuga Silva, el techo se empezó a trasminar porque descimbraron la losa al vapor, “le echaron acelerador porque ya los estaba esperando una obra en Chicuace. El laboratorio parece regadera, lo mismo la dirección”.

El docente aseguró que fueron varias las ocasiones en que reportaron la situación a Carlos Martínez Amador, “como alcalde, cuando fue diputado y cuando su hermano era el candidato y nos dijo que se iba a corregir, pero hasta la fecha nada. No sé si exista una fianza y se pueda hacer valer. Pero la escuela va de mal en peor. No hemos utilizado el laboratorio para nada, ni la dirección porque mueble que trajéramos aquí sería mueble dañado”.

Luego, en plena campaña, el aún alcalde Omar Martínez Amador se comprometió a pavimentar una vereda de 600 metros de longitud que sirve como acceso a la escuela Octavio Paz, obra que según el directivo fue iniciada en mayo de 2012, pero la abandonó sin terminar.

La obra fue iniciada por la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso) pero, según el profesor, el edil dijo que la iba a terminar aunque fuera con recursos del Ramo 33 o con participaciones, “hasta firmó un acuerdo con la comunidad” y es la hora que los 123 estudiantes y sus cuatro profesores transitan por un camino en malas condiciones.

Le sugieren suspender clases

En el año 2007 durante el paso de los huracanes Dean y Lorenzo en el bachillerato Octavio Paz se deslavó un talud del bordo donde está asentada, contó Lechuga Silva quien reportó los hechos ante Protección Civil de estado, la Coordinación Regional de Desarrollo Educativo 01 y el Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas (Capfce), sin embargo no ha habido trabajos de remediación ni de prevención de riesgos.

“He presentado fotografías, con datos y pruebas de los daños a las paredes, los techos y los pisos. La escuela cada vez está de mal en peor. Donde se derrumbó necesitamos un muro de contención”, señaló.

“Tengo fotos de cómo se está agrietado el cerro desde arriba. Pero en Puebla me dijeron que la solución era que cada vez que lloviera, suspendiera clases. Yo les contesté que cómo íbamos a suspender todo el año, porque acá llueve siempre. Tal vez nos tengan que reubicar pero no queremos tener pérdidas humanas”, agregó.

Por si no fuera suficiente, añadió el directivo escolar, la escuela ha sido víctima también de la delincuencia: se han robado el cable de la energía eléctrica, las computadoras y “ni la policía ministerial, ni la municipal han hecho siquiera rondines. Parece que no saben que existimos”.

El docente cree que la situación que padecen en su escuela es producto de la marginación a las comunidades indígenas y al poco interés por la educación que tiene la administración municipal de Huauchinango.

“Aunque hay una partida de recursos para las juntas auxiliares, siguen relegadas. Nos dejan al último, hay poco interés en la educación. Mientras en la cabecera ponen y quitan pavimentos, aquí no hacen las cosas ni a medias”, concluyó.

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