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Jueves, 18 de Abril de 2024

Reflexión sobre los movimientos ciudadanos

4 Marzo, 2015

Ahora que en México hay tanto interés en lograr cambios, conviene examinar las fortalezas y debilidades de los movimientos ciudadanos. Con riesgo de sobresimplificar, encuentro los siguientes tipos de movimientos en nuestro país:

El Activismo: Como su nombre lo indica, los activistas no parecen tener un fin definido excepto la actividad. La mayor fortaleza de los activistas está en impedir y frenar. Por ejemplo evitaron la construcción del aeropuerto en Atenco, del teleférico en la ciudad de Puebla, del parque intermunicipal en Cholula, la rueda de la fortuna en el Paseo Bravo, etc. Su mayor debilidad son la falta de objetivos a mediano y largo plazo, y su insistencia en los liderazgos colectivos. El “protagonismo” de los líderes es motivo de rechazo entre los activistas.

La presión al gobierno: Se busca que el gobierno reaccione y haga algo que puede ser a favor de la sociedad en su conjunto o, como es más frecuente, a favor de quien presiona. La presión puede ser por medios ilegales como la toma de carreteras y bloqueos o por medios legales como el movimiento del voto nulo en 2009. En opinión de quienes promovieron el voto nulo, su presión surtió efecto en las reformas políticas que permitieron las candidaturas independientes, la reelección de alcaldes y las iniciativas populares. No así en muchos otros puntos que proponían como la segunda vuelta electoral y la existencia de partidos municipales. Su debilidad estuvo en la amplitud del abanico de propuestas y en que se deja a criterio del gobierno decidir qué sí y qué no acepta.

Las luchas personales: Son las batallas que emprenden individuos particulares por su cuenta, casi siempre como resultado de haber sido víctimas de un delito; el secuestro o el asesinato de un familiar. Estas luchas empiezan como un reclamo de justicia y se convierten en esfuerzos por cambiar aspectos del gobierno que no funcionaron para prevenir o remediar el delito. Hay una larga lista de hombres y mujeres que se han convertido en figuras públicas y han logrado cambios como resultado de sus luchas personales.

Otros casos de luchas personales son aquellos movidos por una especie de llamado del deber, un poco quijotesco, que deciden iniciar una lucha individual. El caso más inmediato es el de los candidatos independientes en las próximas elecciones. Sin apoyo de nadie, a su propia costa, se lanzaron a conseguir seis mil firmas en dos meses y a cumplir los requisitos burocráticos que les pusieron.

Estas luchas individuales son generalmente bien vistas por la sociedad que tiende a simpatizar con los pequeños que enfrentan al gobierno poderoso. Su debilidad mayor está en que los recursos individuales, económicos y emocionales, se agotan pronto. El gobierno no es como Goliath que puede caer con una pedrada certera.

Si hubiéramos predicho el éxito de los candidatos independientes a partir del entusiasmo y las muestras de apoyo que recibieron en las redes sociales, no dudaríamos de su éxito. Pero de los siete que lo intentaron en Puebla, uno lo logró. No es lo mismo dar click en ‘Me gusta’ que sacar una una copia de la credencial del IFE e ir a entregarla

Al estudiar  los movimientos ciudadanos contemporáneos que se organizan mediante el uso intensivo de las redes sociales, cuando menos un autor llega a la conclusión de que se forman rápido, se disuelven rápido y sirven de muy poco. Como ejemplos pone la revolución de la plaza Tahir en Egipto que después de generar grandes esperanzas ha quedado en nada, y el movimiento Occupy en diversas partes del mundo. Es relativamente sencillo convocar a miles de personas a protestar en alguna plaza pero es muy difícil encauzar esa energía para un logro constructivo.

Mi opinión: Hacen mal los activistas en rechazar el protagonismo de los líderes incipientes. Los movimientos sociales requieren líderes inteligentes, con agenda y visión de largo plazo. Si tienen esas cualidades ¿qué tan malo es que sean protagónicos? Por otro lado, presionar al gobierno mediante acciones legales debe acompañarse de claridad en las meta. Los objetivos a lograr deben ser tales que sea fácil decir si se alcanzaron o no. Finalmente, las redes sociales son un ingrediente valioso para lograr cambios, pero no sustituyen la organización, la inteligencia y la paciencia que se requieren para cambiar el rumbo del país.

Twitter: @memohojosa

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