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Jueves, 25 de Abril de 2024

La utilidad de los chismes

24 Marzo, 2015

Distingamos, no es lo mismo chisme que rumor aunque muchas veces se confunden. Chisme es hablar, mal o bien, de un conocido común. El rumor, en cambio, es difundir una noticia sin confirmación y sin que se acuse a nadie en particular.

Tendemos a despreciar a los chismosos que levantan falsos y destruyen reputaciones. La moralidad convencional reprueba a quienes hablan mal de los vecinos. Constantemente se nos recuerda que no debemos confiar en los chismosos y, sin embargo, en la literatura podemos encontrar numerosos ejemplos de chismes en todas las culturas. Se les atribuyen a las mujeres, pero los hombres también los disfrutan y, por lo que vemos, no necesariamente es tiempo perdido el que se dedica a los chismes.

Los chismes, y los chismosos, cumplen muchas funciones importantes en la vida social. Cuando alguien nos cuenta una barbaridad que hizo un conocido, lo que en realidad está haciendo es prevenirnos de no hacer algo parecido. Si nos cuenta algo admirable, nos dice lo que le parece bien. Así es como la normas no escritas de un grupo  se transmiten. Un niño que escucha los chismes de los adultos capta inmediatamente lo que sí y lo que no se debe hacer.

Los hombres son muy adeptos a chismear sobre las fortunas de los demás. Si nos dicen que alguien se metió a un mal negocio y perdió su dinero, nos tranquilizamos por no haber hecho algo parecido y estar a salvo. Si nos cuentan sobre la fortuna mal habida de alguien más, nos sentimos bien por ser pobres pero honrados. Y si nos hablan de una fortuna bien habida, tomamos ejemplo. Al chismosear, los hombres establecen las normas de lo que se puede hacer o no en el mundo de los negocios.

Participar en los chismes nos prepara para funcionar mejor en el grupo social al que pertenecemos. Si nos dicen que fulano es tramposo, evitaremos hacer negocios con él. Si nos dicen que mengano busca pelea y dice imprudencias cuando se emborracha,  nos alejaremos de él cuando lo veamos en una fiesta. Al comentar las infidelidades de los demás, los hombres conocen los riesgos de las propias y escarmientan en cabeza ajena.

Los chismes nos recuerdan constantemente lo que se espera de nosotros. Cuando una mamá critica a una amiga ausente por llevar regalos baratos en los cumpleaños de los niños, está advirtiéndole a las otras mamás para que no hagan lo mismo. Los chismosos atacan a los miembros del grupo que hacen trampa o no respetan las reglas.

Chismosear con alguien es señal de confianza mutua. Nadie se siente miembro de un nuevo grupo de amigos o de trabajo, mientras no participe de los chismes. Alguien que llega nuevo a una oficina sabrá que los demás lo admiten cuando le cuenten algún chisme. Las empresas que quieran fomentar el espíritu de grupo y el trabajo en equipo, harían bien en facilitar los chismes -no los rumores- en lugar de reprimirlos.

Quién se iba a imaginar que los chismosos son los guardianes de las reglas de convivencia. Tal vez la fama de las mujeres como chismosas tenga algo de verdad y se relacione con la mayor solidaridad entre ellas, que forman grupos más durables que los masculinos. La próxima vez que se encuentre usted en medio de un grupo que chismosea, afine el oído para saber cuáles son las normas de ese grupo.

En el siguiente link puede ampliar la información sobre el papel de los chismes en la vida.

https://www.psychologytoday.com/articles/200105/the-new-word-gossip

 
Twitter: @memohinojosa 

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